“But Paris was a very old city and we were young and nothing was simple there, not even poverty, nor sudden money, nor the moonlight, nor right and wrong nor the breathing of someone who lay beside you in the moonlight.”

E. Hemingway.
"París era una fiesta"


Monday, 8 February 2016

The one that got away

Luego comenzó a llover. Un viento fuerte y frío arrastró sobre el granito del parque las pálidas flores que lo cubrían, y las telarañas que colgaban de las estatuas temblaron un instante antes de desaparecer para siempre. El reloj de la Iglesia dió la hora, seis campanadas rotas que asustaron a los ratones. Un gato se sentó en el umbral, todo ojos amarillos mirando los hilos transparentes cayendo incesantes ante él, y se oyó una voz gritar el nombre de un niño loco que no ve cómo llueve y sabrá Dios dónde estará metido bendito muchacho.

En algún lugar de la casa la abuela musitó que ya lo decía yo, los huesos, las hormigas, nunca se equivoca, y la madre respondía que si, que lo sabemos, usted es el Instituto de Meteorología y la abuela no es eso, mija, pero yo no las escuchaba. Yo miraba al gato y escuchaba la lluvia golpear contra la madreselva de la ventana, contra las sábanas blancas tendidas en el cordel, contra el papel rojo del papalote enredado en los cables del teléfono, contra el brazo pálido del tullidito que otra vez habían olvidado en el balcón, contra el chubasquero desteñido del padre que caminaba de prisa con la bolsa de la comida bien apretada contra el pecho -nada debe mojarse-, contra tus zapatos viejos olvidados junto a la puerta.

Conozco una canción en la que alguien se pregunta si habrá un orfanato para las cosas que se quedan abandonadas bajo la lluvia: las bicicletas rotas, las cadenas enmohecidas, los barcos de papel en las alcantarillas. Quizás a tus zapatos y al papalote les hubiera gustado irse a vivir ahí...

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