"Los hombres son como las serpientes. Puedes seguirle el rastro a su amor por las pieles que van dejando tras de sí. Se reinventan en cuestión de horas, cada vez, y cada vez se lo creen, como la primera.
Las mujeres, en cambio, somos como las tortugas. Nos morimos de amores lentos, los dejamos sedimentar, y luego cargamos con ellos sobre nuestro carapacho hecho con retazos de vida, porque sabemos que el tiempo avanza en círculos, y a veces no quedan ganas de desenredar el hilo rojo."
He dicho todo esto, y La Maga ha estado de acuerdo. Y era eso, precisamente, lo que me temía. Está todo muy jodido, si una mujer inteligente llega a la conclusión de "vete a la mierda, hijo de la gran puta egoísta" y otra mujer inteligente asiente.
O, como diría Esopo: si el sabio no aprueba, malo; si el necio aplaude, peor. Pero al revés.
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