—El protagonista no es jamás Pinoccho —, ha anunciado Mariana. —¿A quién le podrían interesar la desgracias de un muñeco torpe y descerebrado que además miente descaradamente a quien puede ayudarlo? No, el protagonista es el viejo Geppetto, es a él a quien se le concede un deseo, la historia trata de su amor incondicional, de su gratitud plena aunque el sueño resultara cojo.
—¿He de suponer que a la segunda copa nos pasamos a los misterios sibilinos, y el cómo sabes siempre lo que está pasando?—, he replicado. El gato ha levantado la cabeza, expectante.
—Sí, pero en nueve días, en Michigan.
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