Tendrían que ser embotellables, los días en que son son dependientes y frágiles y al mismo tiempo, ligeros como pompas de jabón, como besos al aire, y van de aquí para allá con pecas en la nariz y dientes nuevos, y preguntan por qué los persigue la luna, o si las flores lloran, o quién recoge las hojas que caen de los árboles en otoño. Pasan tan rápido, esos días...
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¡Habla, pueblo de Aura!