Y resulta que Dios, en su infinita sabiduría, resta una celebración pero pone otra en su lugar: hoy, seis de Enero, con el deadline cumplido a rajatablas, he entregado mi gato en su saquito oloroso a lavanda y verbena, con su encomendación a San Ernesto Hemingway y las uñas recién afiladas.
No comments:
Post a Comment
¡Habla, pueblo de Aura!