Thursday, 14 January 2016

C de cuatro, corazones y canalladas

Y ahora resulta que va y se muere Alan Rickman, que era un actor de primera categoría y que además tenía una de esas voces en las que yo podría perderme cada noche: una voz como una manta que abriga, como el pelaje de un gato, como un túnel seguro. Escucharlo leer era, es, uno de esos placeres lícitos que tienen sabor a pecado.

Que descanse en entre los brazos de Melpómene: ella sabrá mimarlo como merece.





ps.Paso ya de decirle al Viejo del Cielo cualquier cosa: yo no hablo con sinvergüenzas.


No comments:

Post a Comment

¡Habla, pueblo de Aura!