Sunday, 18 October 2015

Sweet bird of paradox

"Yo amo a los Estados Unidos; jamás me iré de aquí. Nunca volveré a vivir en una isla. ¡Y menos en la Isla de Juana!"

Y he recordado la sonrisa en los ojos de mi papá, aquella vez que su primer esposa, en medio de una conversación aparentemente cordial cuarenta años después del divorcio, le espetó que a ella le habría encantado tener más hijos, pero de ninguna manera con él.

Y por carambola he recordado también, de un par de amiguillas de infancia, cómo la una montaba en cólera en cuanto el juego no marchaba a su antojo y gritaba: "¡Pues me voy!", roja de indignación, y el modo en que la otra respondía con su tono dulce, impasible, sin levantar siquiera la vista de la cena con pétalos de mirto que estaba preparando: "Sí, váyase al carajo..."

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