Friday, 21 August 2015

Prómaco

"Alosonfón dela patrí, la yur de glorie sarrivé!", cantaba mi abuelo a toda voz, y las palomas se alborotaban y nosotros nos reíamos porque mi abuelo era anexionista hasta la médula, y le iba a los americanos hasta en un juego de chapas, pero su grito de guerra era francés, porque además era un romántico empedernido.
A los treinta y seis años, yo también grito: "Marchons! Marchons!", y mis tripas responden, tricolores y victorhúguicas, y dan un poco más de sí. 

Y ahora mírame, vástago de Zeus que lleva la égida: nunca seré más sabia de lo que soy ahora, ni mis ojos estarán más abiertos, ni mis palabras estarán más a salvo tras el cerco de mis dientes. 
Si he de tener alas, que sean de lechuza.

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