Hay cosas con las que tendría que ser posible empapelar la vida. Las conclusiones a las que llegan dos amigas, ahítas de vino y risa y con
Blondie aún en las caderas, sentadas en un sofá que de tan enorme y tan beige es casi una duna, muy tarde en la noche de un sábado, mientras se hacen cosquillas con los dedos de los pies como dos niñas, por ejemplo.
O imágenes como esta.
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¡Habla, pueblo de Aura!