Te sueño, Elisa, viva de historias de niña humilde cuidando mucho su único par de zapatos. Viva de amor por un hombre fuerte y rudo que te hacía vibrar. Viva de risa ronca y entrañable. Viva de tu cuerpo grande al que se podía volver. Viva de esos ojos negros y despiertos, llenitos de orgullo, mirándome leer en voz alta.
No sabías cómo lidiar con aquel dolor que te comía a pedazos, con aquella desesperanza que crecía a tu alrededor, con la
irealidad de que te ibas. Y yo no sé cómo lidiar con la tristeza de tener que cerrar los ojos para verte.
sorry.
ReplyDeleteEra mi maestra de primaria, y se murió con 49 años de un cáncer que la devoró en dos meses. No logro curarme de esa rabia.
ReplyDeleteAbrazo donde duele, querida.
ReplyDeleteMe lo quedo mucho, lo necesito.
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