Monday, 7 May 2012

S de Safo y suave

Es gracioso como uno puede enamorarse de gente que jamás ha visto a través de otros que tampoco ha visto nunca y también ama, por obra y gracia de un libro.

Posando en  Shakespeare & Company -la libería donde, repito a pesar de saber la rabia que despiertan los mensajeros en los tontos, no vivió nunca William- la adorable Sylvia Beach, a quien Hemingway agradeció inmensamente el fiarle todos los libros que quiso en la época en que era pobre y feliz en París.

Me gusta imaginarla en un cielo con diamantes de papel impreso, amando a Monnier y prestando libros a las palomas.

No comments:

Post a Comment

¡Habla, pueblo de Aura!