Tres meses de ocre y dorado, de vinos y velas, de Tom Waits, Tori Amos y Marianne Faithfull disputandose el silencio. Neblina y llovizna, cuervos y erizos, museos y cementerios. Tiempo de ser, más que de parecer.
Saturday, 11 September 2010
Otoño
El otoño es la estación de los raros. Los góticos salen otra vez y llenan la ciudad de sombreros de copa y ojeras, los retro sacan sus velillos y sus guantes de seda, los emos se reagrupan y se reafirman. La decandecia y la melancolía están justificadas en otoño. Aquellos que osen exibir escotes, dorados artificiales y colores alegres serán mirados con lástima por los que lucimos palideces a tono con la estación. Ha llegado el tiempo de los crisantemos y el musgo, las melenas desparramadas por la espalda y los mitones de lana tejidos por la abuela.
Tres meses de ocre y dorado, de vinos y velas, de Tom Waits, Tori Amos y Marianne Faithfull disputandose el silencio. Neblina y llovizna, cuervos y erizos, museos y cementerios. Tiempo de ser, más que de parecer.
Tres meses de ocre y dorado, de vinos y velas, de Tom Waits, Tori Amos y Marianne Faithfull disputandose el silencio. Neblina y llovizna, cuervos y erizos, museos y cementerios. Tiempo de ser, más que de parecer.
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