Voy a cerrar el año como quien cierra los muslos, o un pasado, con La Mora, que sabía lo que le amaba y dejó que la matara. Feliz año nuevo, ciudadanía.
Muy bella la presentación que haces de Moraima Secada. Comentaba hace poco en otro blog, que tú conoces, aquellas noches habaneras de los primeros años de los 60's y el club Pico Blanco del Hotel St John en La Habana. Cada noche José A. Méndez, "el King",con su guitarra: "Si me comprendieras" y la inolvidabe "La Gloria eres tú." Después Moraima con "Perdóname conciencia." Tantas veces le pedíamos: ¡otra! Hasta que ella, agotada, nos decía: ¡Otra aspirina, porque ya no puedo seguir!
Muy bella la presentación que haces de Moraima Secada. Comentaba hace poco en otro blog, que tú conoces, aquellas noches habaneras de los primeros años de los 60's y el club Pico Blanco del Hotel St John en La Habana. Cada noche José A. Méndez, "el King",con su guitarra: "Si me comprendieras" y la inolvidabe "La Gloria eres tú." Después Moraima con "Perdóname conciencia." Tantas veces le pedíamos: ¡otra! Hasta que ella, agotada, nos decía: ¡Otra aspirina, porque ya no puedo seguir!
Muy bella la presentación que haces de Moraima Secada. Comentaba hace poco en otro blog, que tú conoces, aquellas noches habaneras de los primeros años de los 60's y el club Pico Blanco del Hotel St John en La Habana. Cada noche José A. Méndez, "el King",con su guitarra: "Si me comprendieras" y la inolvidabe "La Gloria eres tú." Después Moraima con "Perdóname conciencia." Tantas veces le pedíamos: ¡otra! Hasta que ella, agotada, nos decía: ¡Otra aspirina, porque ya no puedo seguir!
ReplyDeleteMuy bella la presentación que haces de Moraima Secada. Comentaba hace poco en otro blog, que tú conoces, aquellas noches habaneras de los primeros años de los 60's y el club Pico Blanco del Hotel St John en La Habana. Cada noche José A. Méndez, "el King",con su guitarra: "Si me comprendieras" y la inolvidabe "La Gloria eres tú." Después Moraima con "Perdóname conciencia." Tantas veces le pedíamos: ¡otra! Hasta que ella, agotada, nos decía: ¡Otra aspirina, porque ya no puedo seguir!
ReplyDeleteQué buena anécdota, Jacobo; me la prendo a la melena con tu permiso. Gracias por ella y por pasar a visitarme.
Delete