Saturday, 25 April 2015

Y dulzón, como aquel


Los sábados son para que llueva, y para entrar con el pelo húmedo en un mercado de antiguedades y encontrar más de la porcelana simple y el hilo fino de las bisabuelas, y para que las manos huelan a canela y anís, y para planchar natillas, y para que suene Gardel, ese cabrón.



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¡Habla, pueblo de Aura!