Monday, 16 March 2015

Freud y la buena samaritana

Ha tocado a mi puerta en la tardenoche de un domingo, y ha presentado un cartelito : "Tengo un hijo incapacitado. Por favor, ayúdeme con algo de dinero para sus medicinas." Detrás del cartelito, unos ojos muy azules y una mejilla izquierda surcada totalmente por una cicatriz hecha a navaja, antigua, rosa, con cada punto visible, perfecta.

La existencia del hijo enfermo es tan probable como que yo alguna vez tenga un perro llamado Motica, o ponga un ramillete de flores en el monumento a los niños héroes de Chapultepec; las cicatrices, en cambio, hablan, me hablan a mí, y es por eso, sólo por eso, que pongo dinerillo en su mano.

  "El pobre" -le he explicado luego a ella, que esperaba en la cocina con las copas y la curiosidad listas-, "a lo mejor es verdad, y aunque no lo fuera..." y he hablado del karma, y de la necesidad de hacer el bien sin mirar a quién, y de lo mal repartido que está el mundo, y ella ha movido la cabeza entre divertida y exasperada, y me ha dejado por imposible, ingenua novia de las causas perdidas.

Lo cual es bello, e instructivo.


Andy Warhol, photo by Richard Avedon.


1 comment:

  1. En su libro "Mezcolanza humorística", uno de mis amados. Crédito dado de corazón muchas veces antes.

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¡Habla, pueblo de Aura!