Y entonces —y se disculpará el entonces, pero a veces no queda más remedio— entonces resulta que viene una de allí, que allí saltó y corrió y asustó a los gorriones y se rió a carcajadas o se entristeció hasta los huesos y se burló o se enamoró o le sacó el cuerpo a la garra del loco o se apresuró para ir a su encuentro, o que allí se quedó y sigue, que no es lo mismo pero es igual.
Y entonces, resulta que sopla el viento y las carcajadas caen de los árboles y llenan el espacio.
ReplyDeleteAlguna vez cayeron flores muy palidas de aquellos árboles. Hace tiempo, cuando la ciudad aún tenía alas. Un beso de mar, volvoreta.
ReplyDeleteNunca se burlo.... siempre le va amar inclusive cuando ella muera y este protegiendole desde donde se encuentre y de esta forma este mas cerca que nunca
ReplyDeleteEs una idea muy bonita, ojalá sea así. Gracias mil por pasar y comentar precisamente en esta entrada sobre mi ciudad.
DeleteSaludos de escarcha.
g de uio
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