Sunday, 11 September 2011

Pena

Hace diez años estábamos en Cuba, y escuchamos retazos de la noticia en boca de los vecinos exaltados cuando regresábamos de conversar con Don Camilo, que preparaba el bautizo de nuestra hija.

-!Ahora sí que se les puso la cosa mala a los americanos!- gritó un hombre que pasaba en bicicleta, y mi marido dijo que seguramente era un problema de los talibanes, sólo ellos eran capaces de formar líos en los Estados Unidos.

Llegando a casa alcanzamos a ver las últimas imágenes de un New York irreconocible, en  un noticiero especial por una vez actualizado, en vivo, casi urgente. Mi papá tenía las manos en los bolsillos y la boca apretada, como cuando le duele dentro.

Fui a buscarle leche a mi hija y en el último cuarto encontré a mi abuela, con las fotos de los viajes a América en el regazo. Me extendió una y resumió el desastre con su lógica de esposa de sesenta años, acostumbrada a vivir a través del marido.
-Menos mal que tu abuelo no alcanzó a ver esto -dijo- Se hubiera muerto de pena.

Definió el momento. Muertos de pena entonces, muertos de pena aún.




Los abuelos en Nueva York, Octubre de 1982

2 comments:

  1. El mundo sufrió esta pena entonces, como si propia fuera! Una verdadera desgracia...

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  2. Y seguimos penando por esa y otras tantas que siguieron. Qué bien le vino a algunos! Es una pena!

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¡Habla, pueblo de Aura!